La Caverna: una videoinstalación de Beryl Korot con música de Steve Reich

15 junio, 1994 - 11 julio, 1994
Lugar
Edificio Sabatini, Planta 4
Beryl Korot. The Cave, 1994
Beryl Korot. The Cave, 1994

La Caverna debe su título al único lugar sagrado del mundo compartido por judíos y musulmanes: La Caverna de los Patriarcas donde están sepultados Abraham y sus descendientes. La obra relata la historia bíblica de Abraham y de su familia desde una perspectiva contemporánea. Beryl Korot y Steve Reich han estudiado las raíces comunes del judaísmo, el Islam y el cristianismo mediante una serie de entrevistas con personas pertenecientes a estas religiones, a quienes se les plantean las preguntas: ¿Quién es Abraham para usted?; ¿y Sara?; ¿y Agar?; ¿Ismael?; ¿Isaac? Las respuestas, que recogían testimonios de israelíes y palestinos residentes en Jerusalén y, en Estados Unidos, de habitantes de Nueva York y de Austin, fueron grabadas por los artistas en cintas de vídeo y audio y proporcionaron el armazón para la reflexión acerca de la cultura moderna, la religión y las relaciones humanas que propone este trabajo.Al explorar la imagen como proceso y como representación espacial, La Caverna somete al lenguaje y la cultura a un complejo barrido de imágenes y sonidos tras un proceso de producción que ha durado cuatro años. El vídeo de Korot, sincronizado con la música de Reich, en la que la banda musical doble armoniza la entonación del habla del interrogado, se emite en cinco monitores, cada uno de los cuales presenta una secuencia de imágenes procedentes de entrevistas cuidadosamente editadas y contrapuestas. El resultado formal de estas premisas, el intento de crear un nuevo género musical tratando un tema “clásico”, ha sido la creación de la primera video-ópera realizada hasta el momento. La voluntad y la clarividencia de Korot y Reich les ha llevado más allá del formato de espectáculo musical, sumamente caro y de difícil exhibición, a la videoinstalación, que permite traspasar barreras y llegar a un mayor espectro de público. Su interés por destruir fronteras formales y culturales les conduce inevitablemente a la política, situando su obra en el ojo del huracán de los sucesos políticos internacionales. Trabajando con seriedad sobre un tema histórico, aparentemente anacrónico, se colocan en primera línea de fuego, alejándose de ese “turismo emocional” falsamente comprometido que con tanta frecuencia encontramos en las exposiciones de arte contemporáneo.