La femme au vase (La dama oferente)

Pablo Picasso (Pablo Ruiz Picasso)

Málaga, España, 1881 - Mougins, Francia, 1973

Cuando en 1931 Pablo Picasso se trasladó al Château de Boisgeloup ya había vuelto a la escultura de bulto redondo, tras la experiencia del trabajo con chapa de hierro compartida con Julio González. En este taller Picasso realizó un conjunto mítico de obras, entre las que La femme au vase (La dama oferente) es la pieza de mayor dimensión y presencia. La característica fundamental de estas esculturas fue la monumentalidad de unas formas surgidas por un proceso de síntesis de la figura mediante formas ovaladas y protuberantes, a las que el mismo artista se refirió en 1932 diciendo que se trataba de una búsqueda de «la forma pura y el volumen nítido». Además, destacaron por estar realizadas según la técnica tradicional de modelado y vaciado en yeso, lo que produjo como resultado una presencia luminosa y potente captada por la cámara de Brassaï en 1932. Los extremos de libertad del artista español a la hora de deformar la figura y de buscar la monumentalidad destacan en este conjunto, que resalta por la extraña belleza, desbordante y agresiva de las figuras femeninas hinchadas. El desmesurado brazo que sostiene el vaso o la ofrenda, su potencia física femenina como diosa de la fertilidad y la monumentalidad, inherente a la escultura ibérica que Picasso admiró, son los mayores atributos plásticos de una obra cuya versión en cemento estuvo en el Pabellón Español de la Exposición Internacional de París de 1937. En torno a 1972, Picasso encargó la fundición en bronce de dos ejemplares a la Fundición Valsuani. Uno de ellos se encuentra en el jardín del Château de Vauvenargues, sobre su propia tumba; el otro es esta pieza del Museo Reina Sofía que formó parte del Legado de Picasso que el Estado español recibió en 1985.

Carmen Fernández Aparicio

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