Rampas

Durante la segunda mitad de los años sesenta, la obra de Nacho Criado se caracterizó por el uso de materiales pobres relacionados con las actividades contemporáneas del arte povera, y por la entrada paulatina de un marcado conceptualismo inspirado en el Land Art y la performance. Tras un aspecto formal minimalista, Rampas, de 1967, presenta ya elementos de lo que será el carácter conceptual y procesual de sus obras. El acento se pone tanto en la pobreza del material como en la acción ejercida por el tiempo y los elementos, en este caso la de la polilla sobre la madera, una suerte de acumulación destructiva que escapa a las manos e intenciones del autor. Relacionada con las poéticas y los ready-mades de Marcel Duchamp, Rampas plantea el contraste entre su rotunda presencia en el espacio y el destino que lleva inscrito: su inevitable reducción a polvo. En su texto «A propósito de la intervención», Criado reflexionó sobre esta forma de trabajar como una particular forma de colaboración que pone en común la actividad mínima del artista y la acción decisiva de agentes externos destructivos: «Disposición de partida. Material. Incidencia mínima y hasta ahí vale. Dar paso a la colaboración. Sin dejar de serlo serás lo que eras aún más para ellos que también lo serán. Llámalos agentes colaboradores en la solución final».

Carmen Fernández Aparicio