Untitled (Sin título)

Esta obra constituye uno de los mejores ejemplos del tipo de esculturas «cristalinas» para ubicar en pared que Robert Smithson realizó a mediados de los años sesenta. Compuesta por un marco azul que alberga una serie de planos de espejo rosa, forma un entramado geométrico que integra, por medio del reflejo, el espacio circundante en el interior de la escultura. Este espacio, por efecto de la propia obra, se torna plano al «introducirse» en la pieza. Esta condición se refiere también a uno de los argumentos tradiciones con los que se ha explicado la obra de arte: un espejo que refleja el mundo. La obra de Smithson, sin embargo, contesta a esta ordenación tradicional de la mirada y propone la idea de la dispersión de la visión en múltiples planos geométricos; una yuxtaposición de planos espejo que permiten al artista lograr varios tipos de reflejos del espacio circundante, consiguiendo de ese modo un variado rango de experiencias perceptivas o visuales para el espectador. Además, la fisonomía de esta escultura de pared introduce las investigaciones sobre el tiempo geológico que tuvieron lugar en el seno del minimalismo, y responde en concreto al interés de Smithson por la mineralogía, que le condujo a realizar diversas expediciones en compañía de Donald Judd y a llevar a cabo acciones artísticas al aire libre.

Carmen Fernández Aparicio