La Colección de un museo se halla intrínsecamente ligada a la noción de historia y tiempo. ¿Pero, qué historia o historias contamos? Somos conscientes de que los museos han estado tradicionalmente atrapados en una visión canónica de la historia que ha buscado la concordancia de los tiempos, esto es, explicar las obras de arte con los documentos y testimonios de la época, pero sin entender que las imágenes y los objetos superan el contexto que los hizo nacer, y que, de este modo, el tiempo no es el del pasado sino el de la memoria, a la que el historiador interpela en tanto que receptáculo de tiempos heterogéneos.
El museo ha optado por distanciarse de la narración lineal de la modernidad, tal y como se ha expuesto tradicionalmente, pero también del banal olvido posmoderno de la historia que prolifera en los modelos de exposición más recientes. Hemos querido alejarnos también de las convencionales distinciones entre centro y periferia, atendiendo así a la complejidad de relaciones que se establecen entre lo local y lo universal.
La historia que proponemos se materializa en un entramado de micro-narraciones que nos hablan de un tiempo pasado, pero que son siempre en el presente y del presente. Su fin no es abrir una vía de escape, sino el enriquecimiento reflexivo de la experiencia, un aprendizaje que no deriva del adoctrinamiento, sino de la activación de la capacidad de respuesta crítica ante el mundo y, por qué no, ante el museo mismo.