Sala 204.03
El título de la sala está tomado del manifiesto que firmaron Amédée Ozenfant y Le Corbusier en 1918 como documento fundacional del movimiento purista. La decisión de superar el cubismo va acompañada de la búsqueda del orden compositivo, pasando del carácter desintegrador del cubismo a la síntesis constructiva purista. La Escuela de la Bauhaus, otro de los grandes capítulos del diseño de vanguardia, compartirá con el purismo la defensa de una nueva arquitectura funcional y práctica alejada de cualquier exceso decorativo.
Figura referencial e inevitable para entender el purismo será Le Corbusier, quien, en 1922, plasma el carácter de la arquitectura purista en el stand que diseña para el Salón de Otoño de París. Situado en el interior del Grand Palais, idea un espacio en el que sitúa un gran diorama con su Ciudad contemporánea para tres millones de habitantes, una ciudad ideal en vertical que permitía liberar suelo y devolvérselo a la naturaleza. A ambos lados del diorama, presenta la Maison Citrohan y el Inmueble-Villa, es decir, la vivienda individual y la vivienda colectiva que compondrían esa nueva ciudad diseña por Le Corbusier.
Tres años más tarde, en 1925, con motivo de la Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industrias Modernas de París, va a construir el pabellón de L’Esprit Nouveau en el que, en clara confrontación con la propia muestra, desecha toda concesión ornamental en favor de una arquitectura funcional construida con hormigón armado y acero. Por un lado, construye una célula del Inmueble-Villa presentado en 1922 a la que une un doble espacio curvo en el que muestra, en su forma habitual de dioramas, los dos grandes planteamientos urbanísticos corbuserianos: la Ciudad contemporánea para tres millones de habitantes de 1922 y el Plan Voisin, una suerte de ciudad geométrica nueva en el centro de París que reemplazaría al congestionado centro antiguo.
De manera casi contemporánea a la aparición de Aprés le cubisme, Walter Gropius funda en Weimar la Staatliche Bauhaus. Una de las creaciones arquitectónicas más originales de la Bauhaus fue el teatro total que Walter Gropius realizaría en 1927, siguiendo la idea original del húngaro Andor Weininger, para Erwin Piscator. Este último, cansado y frustrado por no poder poner en práctica sus producciones debido a su carácter experimental, encargó un edificio que rompiese la forma tradicional basada en el teatro a la italiana y que permitiese el desarrollo de su ambiciosa concepción escénica. Para ello confía a Gropius el diseño de un edificio-máquina que encajaba perfectamente con las ideas desarrolladas por el Taller de Teatro de la Bauhaus gracias a que estaba equipado con modernos métodos de iluminación, sonido o movimiento.
Hablar de Bauhaus y de teatro conduce indefectiblemente a la figura de Oskar Schlemmer, creador del Ballet Triádico con anterioridad, incluso, a la fundación de la propia escuela de Weymar cuyo logotipo lleva igualmente la firma del diseñador. Gracias a la puesta en escena que propone Schlemmer se inicia una forma nueva de explorar la relación entre el cuerpo y el espacio, convirtiendo a los actores y personajes en esculturas geométricas que, a su vez, determinan el espacio en el que se mueven.