Sala 205.10
Guernica

Pablo Picasso pintó Guernica por encargo del Gobierno de la República para el Pabellón Español en la Exposition Internationale des Arts et Techniques dans la Vie Moderne celebrada en París en 1937. Testimonio y denuncia del bombardeo de la población vasca por la aviación alemana, aliada de los sublevados, se considera una obra fundamental para el arte del S. XX y sigue siendo un símbolo universal de la lucha contra la opresión.

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Pablo Picasso pintó Guernica por encargo del Gobierno de la República para el Pabellón Español en la Exposition Internationale des Arts et Techniques dans la Vie Moderne celebrada en París en 1937. Testimonio y denuncia del bombardeo de la población vasca por la aviación alemana, aliada de los sublevados, se considera una obra fundamental para el arte del S. XX y sigue siendo un símbolo universal de la lucha contra la opresión.

A comienzos de 1937, Picasso recibió por medio de Josep Renau el encargo del gobierno legítimo de la República de realizar una gran obra para el pabellón español de la Exposición Internacional de París prevista para el verano. Durante los primeros meses Picasso había considerado la idea de realizar una obra alegórica de la pintura representada por el pintor y la modelo. El 26 de abril de 1937, el destructivo bombardeo alemán de la ciudad vasca de Gernika inspiró a Pablo Picasso para pintar el cuadro Guernica. En apenas mes y medio, realizó alrededor de cincuenta esquemas, bocetos, obras preparatorias y varias correcciones en el gran cuadro. La génesis de la obra fue fotografiada por la entonces compañera de Picasso, Dora Maar, constituyendo uno de los ejemplos mejor documentados del proceso de creación de una obra en toda la historia del arte. El resultado final es un cuadro complejo, ininteligible a primera vista, a la vez interior y exterior, tardocubista y surrealista, pero que está imbricado en la tradición pictórica Occidental. Su estructura piramidal es la habitual en la pintura de historia e incluye préstamos e influencias de obras de grandes maestros del pasado como Rubens, Delacroix, David o Goya, entre otros.

Guernica funcionaba como un mural integrado en la arquitectura y en relación con el resto de las obras del Pabellón, cuya narrativa tomaba la forma de un reportaje de guerra. La obra se encontraba en la planta baja, en un espacio escogido por el propio Picasso, que como el propio Guernica está a medio camino entre un interior burgués y un exterior público. Un espacio protegido pero abierto por un lateral a la avenida principal del recinto ferial y por el otro a un patio entoldado que hacía las veces de teatro, cine y cafetería. Justo enfrente se encontraba un espacio de memoria a la figura de Federico García Lorca, asesinado en 1936, con una gran fotografía suya y vitrinas con material en homenaje al poeta y las estampas de Picasso: Sueño y mentira de Franco (1937) que se encontraban a la venta.

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