Sala 205.13
El surrealismo se originó como un movimiento literario que utilizó la palabra escrita en todas sus formas como altavoz de sus ideas estéticas. Estas ideas serían la base de una fructífera práctica artística.
Con la publicación en 1924 del Primer manifiesto del surrealismo, André Breton definió sus principios básicos, teorizados mayoritariamente a partir de su propia psicología. Entre estos principios están la importancia de la escritura como principal vehículo de la psique del artista, la escritura automática y un idealismo que buscaba valores como la imaginación, la belleza, lo elevado y el amor. La difusión del movimiento, su evolución ideológica y artística, sus propuestas y debates se expresaron en multitud de revistas que, según Breton fueron «un medio de contacto proporcionado a las expectativas diversas y cambiantes de ese público indefinido que nos corresponde. Nos aportan un ritmo de respiración ajustado al mismo tiempo a nuestras necesidades vitales y a la naturaleza del aire ambiente». Las revistas fueron también el campo de batalla dialéctico en el que se expresaron las diferencias con su pensamiento. Las más importantes vinieron de la revista Documents cuyos autores anteponían al idealismo bretoniano el concepto de bajo materialismo y su interés por lo abyecto, lo informe, lo moralmente excluido. Su disidencia no fue aceptada por Breton, que acabó expulsándolos del grupo.
Las obras de esta sala están organizadas en torno a un texto fundamental de Breton, El Surrealismo y la pintura, cuya primera edición se publicó en 1928 y en el cual se recoge la obra de autores que realizaban una pintura adaptada de la producción literaria. Las técnicas automáticas y el foco en la realidad interior del artista buscaban producir una crisis en la conciencia burguesa, utilizando su obra, en última instancia, como un recurso al servicio de la revolución. Con esta obra, Breton sienta las bases de su posterior evolución que recogerá en las sucesivas ediciones del libro.
Al igual que con las revistas, el surrealismo fue pródigo en la realización de exposiciones colectivas desde que en 1925 tuviera lugar la primera exposición surrealista en la galería Pierre de París. Localizadas principalmente en la capital francesa, en los años treinta alcanzaron presencia internacional, expandiéndose por varios países europeos, y llegando hasta Estados Unidos, Japón y Egipto. Fruto de esa expansión son los cuatro números del Bulletin International du Surréalisme publicados entre 1935 y 1936 y que se corresponden con cuatro exposiciones internacionales: Praga, Tenerife, Bruselas y Londres.
A partir de la publicación del Segundo Manifiesto el movimiento se fue acercando a posiciones ideológicas más revolucionarias. Tal fue el caso con la publicación en 1931 del panfleto «Ne visitez pas l'Exposition Coloniale» como protesta por la gran Exposición Colonial francesa. Un panfleto que funciona como un arma política en el que Breton y otros surrealistas atacaban al Gobierno francés por la explotación y opresión de los pueblos colonizados. Como respuesta, en septiembre del mismo año organizaron junto al partido comunista francés, una contra-exposición: l'Exposition Anti-Impérialiste: La Vérité sur les colonies. En ella se combinaban material didáctico y textos anticoloniales con yuxtaposiciones de arte indígena y arte europeo que criticaban el proselitismo cristiano.