Esta exposición es una visión de conjunto para entender cómo una tecnología de grabación, transmisión y reproducción de imágenes y sonido nacida en 1950, y técnicamente diferente al cine, se convirtió en medio artístico. En ella se estudia la influencia de la tecnología y la cultura de masas en los cambios sociales y artísticos de una era de aceleración cultural y proliferación de ideas. En este sentido, 1968 marca un antes y un después, ya que fue el año en que apareció en el mercado un equipo de televisión portátil y relativamente asequible, con el que se abría el medio a un nuevo y vasto grupo de personas.
Esta exposición se centra en la obra de la primera generación de videoartistas, a través de vídeos pertenecientes a la Colección junto a un pequeño grupo de obras prestadas, estructuradas en torno a los diferentes enfoques e ideas de los artistas. Entre ellos se encuentran la inspiración de Fluxus, la crítica a la televisión comercial, la relación del medio con el espectador, el Feminismo, la Performance y el legado del Minimalismo y del Arte Conceptual.
Un importante grupo de obras de mujeres artistas del ámbito internacional está presente en
Otro grupo de obras están relacionado con la televisión como cuerpo físico e inmaterial: información, manipulación, tiempo y luz. La actitud crítica hacia la televisión y la industria mediática, y la manipulación de la información televisiva como estrategia para cuestionar la percepción, están representadas por artistas españoles como Antoni Muntadas (a quien el Museo ya dedicó la exposición individual en 1988, titulada Muntadas. Híbridos o Eugènia Balcells (también ya con una individual en el Museo Reina Sofía en 1995, titulada Eugènia Balcells. Sincronías, que somete las imágenes de la televisión a procesos de abstracción y manipulación con el fin de exponer nociones codificadas culturalmente.